sábado, 8 de marzo de 2008

El mal de seguir cansado al volver a trabajar

"Estrés posvacacional"
Lo provoca el regreso a las rutinas y, también, que los períodos de descanso son más cortos. Algunos no logran desenchufarse porque durante las vacaciones siguen pendientes del celular o el correo electrónico.

(Clarín)

Por: Gabriel Giubellino

Las vacaciones no alcanzan. Por cortas, por conectadas a los dispositivos inalámbricos que llegaron para solucionar tantas cosas y sonar justo cuando estábamos conciliando el sueño de la siesta, por sobrecargadas de actividades y de deseos que no se cumplen.

Laura Orsi habla del "estrés posvacacional". "El estrés de volver al trabajo, a la escuela, a las ocupaciones. Es un cambio de vida, de ritmo, de horarios. Aparecen de pronto el orden, la rutina y los temas pendientes. Los niños y los adultos lo expresamos de manera diferente: irritabilidad, ansiedad, desgano, tristeza, trastornos del sueño y somatizaciones", escribió Orsi, médica psicoanalista, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

Uno de las causas que aparecen en primer lugar en las charlas con especialistas en temas como sexualidad o medicina del sueño es la reducción en los tiempos de veraneo. Por presiones laborales, o porque la plata no es suficiente, los que en esta época se toman un mes, sin interrupciones, son pocos. Los tiempos tampoco se miden por quincenas, sino por semanas. La pregunta, entonces: ¿Una semana es suficiente para desenchufarse?

"En general, en las vacaciones habría una mejora en la sexualidad de la pareja, uno lo que ve es que mejora en frecuencia y en calidad, porque con menos estrés se tiene más disposición. El problema que estamos viendo en el consultorio es que antes las consultas en el verano bajaban mucho, y ahora no tanto. Los tiempos de veraneo son muy cortos y si la mujer y los chicos se quedan en el lugar de veraneo, el hombres sigue viajando, con lo que el nivel de estrés una parte de la pareja se sigue manteniendo", observa la doctora Lucila Martín Moreira, ginecóloga y sexóloga, jefa de la sección de Disfunciones Sexuales de la División de Ginecología del Hospital de Clínicas. Para ella, las vacaciones son un termómetro de lo que pasa en la pareja.

Desde la psicología se sostiene que para adaptarse al cambio que supone unas vacaciones, y su regreso, se necesita tiempo, lo que falta en esta modalidad de vacaciones exprés. "Necesitamos un tiempo de adaptación para desenchufarnos", sostiene Cristina Castillo, piscoanalista, docente supervisora de Pareja y Familia en la Asociación Civil Centro Dos. "En realidad, recién te adaptás en el cuarto día del viaje. Enseguida tenés que pensar en volver y en la adaptación a la nueva situación", afirma.

Observa Orsi: "Mucha gente prefiere llegar el domingo a las 12 de la noche e ir a trabajar al otro día. Suele ser bastante pesado poder sostener esto. Porque uno regresa con cierto cansancio. Muchas veces se hace demasiada actividad en vacaciones, al romper la rutina se levanta sin reloj, y entonces en esta semana, la primera luego de las vacaciones para los que tienen chicos que van al colegio, aparecen el estrés y la angustia. Hay cansancio y cierta insatisfacción en un mes en el que el año empieza de nuevo, con determinadas actividades que estuvieron suspendidas durante casi cuatro meses".

Se coincide en lo poco que sirve la autoexigencia, ese fijarse objetivos para las vacaciones, hacer en el lugar soñado, o casi, todo lo que uno no pudo hacer en el año. Hacer el deporte favorito, encontrarse con aquel amigo. La doctora Margarita Blanco, jefa de Medicina del Sueño del Hospital Francés y directora médica del Club del Sueño (www.rems.com.ar), introduce otro componente de las vacaciones sin descanso: la conectividad del que se lleva la notebook y entra en crisis si no encuentra wi fi en la playa.

"Esa persona no se desenchufa nunca, no tiene una real desconexión con su actividad habitual -dice Blanco-. Tiene conexión a toda velocidad, pero hay mandatos biológicos: el dormir es una función fisiológica fundamental que no podemos negar. Y la población debe tomar conciencia del vértigo que implica pasar del reposo vacacional (como haya sido) a la actividad laboral".

Cada vez más cortas

Los tiempos están cambiando. La frase que eligió para una de sus canciones el genial Bob Dylan puede adaptarse también a las transformaciones en la forma de vacacionar de los argentinos. Según datos de operadores turísticos hay una tendencia que crece y se masifica, y que da cuenta de que el descanso se hace cada vez más corto. "Son cada vez más los turistas que se toman sólo una semana para venir a la costa. Incluso, ellos superan en cantidad a los que vienen un mes", dijeron en el Ente Municipal de Turismo de Mar del Plata (EMTUR). "Tenemos 15 días por año y preferimos cortarlos en dos semanas, una en verano y otra en invierno. Sí, se pasa rápido pero es mejor que tener que trabajar todo el año después", dice Sebastián Martínez, que este año pasó siete días en San Bernardo. "Cuesta desenchufarse del laburo", termina reconociendo. Pero no es el único que prefiere esa modalidad. "Una gran cantidad de los huéspedes en hoteles de todas las estrellas se hospedaron por no más de ocho días", confirmaron también fuentes de los hoteleros marplatenses.

Del paréntesis a la pausa
Lucas Guagnini

Ni las mejores vacaciones, las más soñadas, pueden cambiar la realidad que nos espera al regreso. Las rutinas propias -laborales, sociales- son una red compleja, a la que un buen descanso le viene bien, pero que se construye a lo largo del año, y de la vida, en general con deseo y trabajo. Por eso, está lo que a las vacaciones les falta y lo que nos falta a nosotros para que las vacaciones no sean un mero paréntesis y se lleguen a convertir en la necesaria pausa.

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